Introducción
El siguiente trabajo practico fue realizado por designación del profesor de Historia
Los temas asignados fueron los siguientes: Peronismo. Golpe de Estado de 1955
La historia política de la Argentina se divide en dos: antes y después del surgimiento del peronismo.
En la tradicional oposición entre radicales y conservadores, se levantó otra, mas cargada de contenidos de clase y tributaria de los conflictos que acompañaron la expansión de los derechos sociales y la integración política y social de vastos sectores del mundo del trabajo.
Perón, tres veces presidente democráticamente, atravesó distintos tipos de conflictos a lo largo de sus mandatos; su primer gobierno se caracterizó por la nacionalización de los servicios públicos que se encontraban en manos extranjeras, Perón toma contacto directo con los trabajadores, se cambia la actitud oficial frente a la clase obrera y a los conflictos laborales, por primera vez el trabajador se sentía protegido e interpretado. El peronismo producirá la modernización de la estructura productiva impulsando un rápido desarrollo industrial y, además, producirá una modificación en la distribución de las riquezas. La nacionalización del comercio exterior mediante el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) permitió monopolizar la oferta exportadora y regular las importaciones, protegiendo la producción nacional, el Estado obtenía una diferencia en la comercialización de las exportaciones, que derivaba en parte hacia la industria, otorgando divisas a precios diferenciales para la adquisición de bienes capitales y materias primas esenciales, obteniéndose recursos para financiar la inversión social.
En su segundo gobierno se produce el agotamiento de la politica distributiva que caracterizó al primer gobierno, las huelgas y los conflictos sociales se hicieron constantes. En el plano económico se producen cambios significativos, los salarios se congelaron por medio de contratos bianuales.
En 1954 Perón logra la sanción de la ley nº 4.394, cuyo artículo 31 incluye el divorcio, esto es producto de un enfrentamiento con la Iglesia Católica.
El 16 de junio de 1955 los comandos civiles integrados por conservadores, radicales, socialistas y sectores de la Iglesia Católica intentaron un golpe de Estado que incluyó el bombardeo a la Plaza de Mayo (dejando como resultado centenares de muertos y heridos). Luego de los ataques, Perón, pidió calma a la población, pero sus seguidores incendiaron varias iglesias.
Perón llamo a los partidos políticos opositores a establecer un diálogo que evitara la guerra civil. El 16 de septiembre de 1955 las Fuerzas Armadas derrocaron a Perón.
Perón se convierte en presidente por tercera vez en octubre de 1973, ganó las elecciones contra el candidato de la Unión Cívica, Ricardo Balbín, con el 62% de los votos, acompañado por su nueva esposa, Isabel Martínez de Perón, como vicepresidente. Este gobierno estuvo marcado por permanentes conflictos entre sus seguidores de izquierda y derecha.
Perón murió el 1 de julio de 1974 y fue sucedido por Isabel, su esposa, quien fue derrocada, en medio de la violencia política, el 24 de marzo de 1976 y sustituida por una junta militar.
Primera presidencia de Juan Domingo Perón
Perón triunfó en los comicios del 24 de Febrero de 1946 con el 55% en las urnas, y asumió el cargo el 4 de Junio de 1946.
En sólo tres años el coronel se había convertido en el protagonista y animador de un movimiento popular que había prevalecido sobre todos los partidos tradicionales, la fuerza del gran capital, los diarios más prestigiosos, los círculos académicos y universitarios, las organizaciones estudiantiles, los intelectuales, buena parte de la clase media y la totalidad de las clases altas.
Prometía establecer una sana estructura social y económica. De ahí que haya propulsado la industrialización del país. La consolidación de las actividades básicas, agricultura y ganadería, iría acompañada de la industrialización conveniente.
Durante el gobierno de Perón se estableció el carácter gratuito de la enseñanza universitaria y se permitió el ingreso de grandes sectores juveniles provenientes de las clases medias bajas y clase obrera a la Universidad; se promovió el estudio y la investigación de las ciencias relacionadas con el desarrollo industrial.
La adquisición, por parte del Estado nacional, de algunas empresas de servicios públicos, denominadas “nacionalizaciones” con cierto abuso semántico, tipifica la política económica entre 1946 y 1949.
La primera nacionalización del gobierno de Perón fue la Unión Telefónica.
A fines de Agosto de 1946 se anunció que el Estado nacional compraría la UT, y, efectivamente a principios de Septiembre se concertó la operación.
El 1º de Marzo de 1948, el gobierno argentino tomó formal posesión de los ferrocarriles británicos ante una multitud reunida en Plaza Retiro.
Los ingleses se sacaron de encima el embrollo que significaba un bien que ya no arrojaba ganancias y que necesitaba una costosísima renovación. Nacionalizar los ferrocarriles era ese momento una necesidad histórica. La decisión de adquirir los ferrocarriles satisfacía el orgullo argentino.
Otras realizaciones de esta etapa fueron la nacionalización del Gas del Estado, empresa estatal creada sobre las instalaciones de la antigua Compañía Primitiva de Gas. En 1945, YPF había tomado posesión de esa infraestructura hasta que la prestación del fluido en la Capital Federal y Gran Buenos Aires quedó a cargo de la Dirección Nacional de Gas del Estado, desde Enero 1946.
Aerolíneas Argentinas fue una empresa que empezó mal, pero luego anduvo bien. Su antecesor inmediato fue la vieja Aeroposta Argentina
El Estado monopolizaba todo el tráfico aéreo, el transporte ferroviario y el automotor, buena parte de la navegación fluvial y la totalidad de ultramar, así como el transporte de pasajeros en la Capital Federal. Monopolizaba todas las comunicaciones telefónicas y telegráficas y también las radiofónicas. Contaba con una red de diarios y revistas. Proveía de energía eléctrica a buena parte del país, y de gas a todo el territorio adonde iban llegando las redes de transmisión. Adquiría las cosechas de granos y oleaginosos, así como la producción de carnes para exportar, las comercializaba en el exterior y adquiría ingentes materiales en todo el mundo para revenderlos aquí. Extraía petróleo y carbón. Regulaba precios, otorgaba subsidios a ciertas actividades industriales. Manejaba la política bancaria y crediticia.
Segunda presidencia de Juan Domingo Perón
Perón fue reelecto en las elecciones del 11 de noviembre de 1951, para el período 1952-1958, que no alcanzó a completar debido al golpe militar que lo derrocó en septiembre de 1955.
En 1952, el Congreso convirtió por medio de una ley la doctrina peronista –el Justicialismo- en doctrina nacional. Esta nueva filosofía de vida, simple, práctica, popular y fundamentalmente cristiana y humanista tenía por finalidad suprema la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación mediante la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política, armonizando los valores espirituales y los derechos del individuos con los derechos de la sociedad. La consagración del peronismo como único movimiento nacional eliminó todo vestigio de pluralismo en la vida política: las otras expresiones partidarias fueron relegadas a una existencia casi clandestina, la afiliación al partido oficial pasó a ser requisito para el desempeño de cargos en la administración, las imágenes de Perón y Evita se multiplicaron con los libros de lectura de la escuela primaria y en los sitios más diversos del espacio público.
El advenimiento del peronismo era el acontecimiento desencadenante de un recomienzo de la historia. A un lado quedaba el pasado funesto.
Esta segunda etapa contrastó en lo económico con la de los primeros tiempos, se vivía ahora una etapa de crisis e inflación, que llevaron al Presidente a revisar temas de su política de gobierno. Este segundo gobierno peronista se caracterizó por el agotamiento de la política distributiva y por la generalización de las huelgas y los conflictos sociales. Perón convoca a sindicatos y empleadores al Congreso Nacional de la Productividad, con el fin de generar un proceso de diálogo para enfrentar la crisis, (el Congreso fracasa).
En 1953 se dio un acercamiento entre Estados Unidos y Argentina, se alentó la incorporación a la economía nacional de capitales extranjeros.
Perón logro importantes acuerdos que estipularon la reducción de las barreras aduaneras, liberación de impuestos en algunos productos y la apertura de una línea de crédito entre los países firmantes.
El Peronismo y la Iglesia Católica
Si el Peronismo fue el movimiento político más católico de la historia contemporánea argentina, también es el que más conflictos tuvo con la Iglesia y los católicos: junto al amorío con el catolicismo, los incendios de iglesias de 1955 también forman parte de la memoria colectiva de los contemporáneos.
Siempre es posible concluir con algún fundamento que el peronismo representa la tradición política más católica de nuestro país, y también la más disconforme, el punto de mayor acercamiento entre la Iglesia y el Estado, y el de su más violento enfrentamiento.
Sin duda, la primera campaña presidencial de Perón generó muchas expectativas en las filas católicas mediante discursos y actos que parecían traslucir una ferviente re religiosa.
Estas declaraciones no hacían sino reforzar la asociación de Perón con las políticas religiosas del gobierno militar del que era heredero, ya que, en sus tramos iniciales, habían generado un acercamiento Iglesia-Estado sin precedentes en la historia de la Argentina independiente.
Perón insertó sus referencias católicas en la lógica de su discurso electoral sobre cuestiones sociales. Y la agitada campaña de 1945-46 terminó de polarizar posiciones, distrayendo a unos y a otros del hecho de que el candidato católico no era un candidato eclesiástico.
Los primeros años de gobierno peronista, por lo demás, dieron razón a los miles de católicos que habían visto en Perón al líder que finalmente aplicaría los ideales defendidos y promocionados desde diversas organizaciones y publicaciones eclesiásticas o de inspiración católica. La flamante oposición antiperonista, organizada desde 1945 en torno a principios liberales y seculares, compartía la misma percepción, aunque veía el encuentro entre el nuevo gobierno y la Iglesia como signo puramente negativo.
Entre 1946 y 1949, el peronismo aparecía como la entidad política que más explícitamente buscaba asociarse a la Iglesia y la tradición católicas en la historia moderna argentina.
La presencia del catolicismo se manifestó en una multiplicidad de imágenes, temas y símbolos rápidamente introducidos en el discurso político del flamante movimiento.
Sin duda más visible aún fue la temprana adopción de elementos católicos por Eva Perón, quien desarrolló la posición oficial a favor de la legalización de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y utilizó frecuentemente la autoridad eclesiástica para legitimar su campaña a favor del voto femenino.
A partir de 1947 el Estado presentó infinidad de servicios a la Iglesia: el pago de gastos de peregrinaciones a Europa, pasajes oficiales para delegaciones católicas en el país y el extranjero, 637 subsidios destinados a la compra de edificios y a la reparación, conservación y construcción de parroquias y residencias parroquiales, etc.
Perón nunca trató con una Iglesia con nutrido personal ni fuerte liderazgo.
Durante los años del idilio, los católicos antiperonistas no tenían un espacio legítimo en la Iglesia y debían salir del mundo católico para encontrar aliados políticos.
El peronismo había llevado hasta su máximo punto el apoyo material y simbólico del Estado a la expansión corporativa de la Iglesia, así como a su influencia en el aparato estatal.
Peronismo y Catolicismo estaban ligados por infinidad de lazos, espirituales y materiales.
Las fuerzas armadas y la era de Perón
Aunque Juan Domingo Perón fue elegido dos veces presidente, la primera en febrero de 1946 y la segunda en noviembre de 1951, fueron las Fuerzas Armadas Argentinas, y dentro de ellas sobre todo el Ejército, los que le proporcionaron la plataforma que necesitaba para conquistar el apoyo popular a sus ambiciones presidenciales. El respaldo tácito de los militares, junto con el de otros sectores, le permitieron permanecer en el cargo durante casi una década. Pero fueron esos mismos militares, y en especial la Armada, quienes lo desalojaron de la Presidencia en septiembre de 1955, luego de transcurridos sólo tres años de su segundo mandato.
Hay que tener presente que el propio Perón era un oficial profesional del Ejército, un producto de su Colegio Militar y su Escuela Superior de Guerra.
En 1942, tomó la iniciativa de organizar el GOU (Grupo de Oficiales Unidos), la logia militar secreta que desempeñó un papel clave en la destitución del presidente Ramón Castillo y crear una red de oficiales leales. Pero fue su astucia en el uso de la autoridad que le conferían sus cargos como Secretario de Trabajo y de Ministro de Guerra lo que le permitió establecer una base de apoyo tanto en círculos laborales como militares y derrotar a sus rivales en una lucha de dos años por el poder.
La conspiración golpista
Varios estudiosos del tema señalan una gama de causas determinantes de la abrupta caída del régimen peronista en 1955. podrían mencionarse la muerte de Eva Perón, la pérdida del apoyo de los sectores medios de la sociedad, por ejemplo, el haberle otorgado a la llamada doctrina justicialista mediante la Ley del Congreso el rango de “Doctrina Nacional” o la obligatoriedad de la afiliación al partido Peronista a los empleados públicos, o la imposición de llevar la cinta negro de luto por la muerte de Eva Duarte, o los contenidos partidistas dados a la educación pública en todos los niveles, el silenciamiento de las voces opositoras, la corrupción que invadió los círculos oficiales.
Los efectos negativos de la crisis económica, el abandono de las posturas nacionalistas en materia de política económica y en particular la cuestión petrolera; el desgaste de tantos años continuados de gobierno, se señalan entre otras causas del fin del régimen de Juan Domingo Perón. Además, el peronismo, como fuerza social preponderantemente representativa de los sectores obreros y populares, constituía un peligro latente para las clases dominantes de la sociedad argentina. En efecto, ese gigantesco movimiento de masas estaba controlado desde el Estado peronista.
El conflicto con la Iglesia Católica, iniciado a fines de aquel año de 1954 fue el determinante de una profunda crisis que el gobierno de Perón no pudo sobrellevar con éxito.
Las relaciones Iglesia católica-Estado peronista en el período abierto en 1946 fueron relativamente cordiales, por lo que se hace difícil explicar las causas u orígenes de este virulento enfrentamiento que envolvió y encendió a toda la sociedad argentina.
Desde 1946 comenzaron a surgir puntos conflictivos entre la Iglesia y el peronismo. La tendencia del gobierno a “peronizarlo” todo por vía de imposición, por ejemplo, en materia de educación la creación de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), cuyos jóvenes miembros eran instruidos en torno a las bases de la doctrina peronista y que contaba con todo el apoyo del aparato oficial, en evidente detrimento de las organizaciones juveniles de los aparatos laicos de la Iglesia, en particular la Acción Católica, o el voto femenino, que implicaba la politización de las mujeres, su manipulación por el régimen y la influencia eclesiástica sobre la tradicional piedad de las mujeres.
Paralelamente el régimen intentó peronizar al cuadro de oficiales de las fuerzas armadas generando sordas pero fuertes repulsas en un ámbito clave para la estabilidad del régimen.
Puede afirmarse que el conflicto con la Iglesia comenzó sin que nadie lo advirtiese. En el mes de noviembre de 1954 en medio de una rutinaria reunión con los gobernadores provinciales, Perón lanzó un fuerte ataque verbal contra un grupo de obispos acusándolos de entorpecer la acción del gobierno. Este hecho fue el determinante para que se desatara una campaña anticlerical desde las esferas oficiales “más peronistas que Perón” que fue adquiriendo características sumamente agresivas. A partir de ese momento comenzaron a tomarse una cadena de medidas legislativas las que tenían por destino inmediato minar los privilegios que la Iglesia había disfrutado hasta entonces o que atacaban las bases mismas del catolicismo, como ser: la supresión de la enseñanza religiosa obligatoria en las escuelas públicas, la equiparación de los hijos legítimos con los ilegítimos, el establecimiento del divorcio vincular, el levantamiento de la prohibición de la existencia de prostíbulos en el ámbito de la Capital Federal, la suspensión por decreto de cinco días feriados de carácter religioso. Además, se expulsó del país a dos sacerdotes y en el marco descrito hasta se llegó a sancionar una ley por la que se declaraba la necesidad de reformar la Constitución Nacional en todo y la absoluta separación de la Iglesia Católica y el Estado Nacional. Los católicos, al no poder hacer público su pensamiento, respondieron con una campaña de panfletos en los que se transmitía la otra versión del conflicto. Los obispos, por su parte, se encontraron en el medio de la fuerte ofensiva gubernamental contra la Iglesia y la presión de los cuadros del catolicismo que reclamaban acciones en defensa de la fe.
Cuando el presidente de la República advirtió la profundidad y gravedad de su error ya era demasiado tarde: los golpistas habían ganado la iniciativa política, acumulaban fuerzas mientras que el gobierno las iba perdiendo.
El 11 de junio de 1955, en el marco de una sociedad cada vez más tensionada, tuvo lugar en la Capital Federal la tradicional procesión religiosa de Corpus Christi a pesar de la prohibición expresa emanada del ministerio del Interior. Esta procesión fue en realidad una gigantesca manifestación pública contra el gobierno ya que participaron de la misma, desde personas profundamente religiosas, hasta socialistas, comunistas, anarquistas y ateos confesos. La procesión terminó con un oscuro incidente relativo a la quema de una bandera nacional en las escalinatas del Congreso. La demostración fue una concluyente muestra de la fuerza y los espacios que había ganado la oposición política.
El 16 de junio de 1955 tuvo lugar el ensayo golpista, el que tuvo características criminales: aviones de la Marina de Guerra bombardearon y ametrallaron la Casa Rosada en horas del mediodía (el objetivo era asesinar a Perón que se refugió en los sótanos del Ministerio de Ejército), horas en las que precisamente la Plaza de Mayo está colmada de paseantes. El resultado no fue otro que la muerte de centenares de personas inocentes. A las cinco de la tarde el golpe estaba sofocado luego que fuera tomada por tropas leales la base aérea de Morón, de donde habían partido los aviones.
Esa misma noche a la irracionalidad criminal de los golpistas se unió la irracionalidad y fanatismo de grupos adictos al gobierno: comenzó el saqueo e incendio de las Iglesias de Buenos Aires, así como el edificio de la Curia, donde fue quemada su biblioteca así como objetos artísticos y religiosos de gran valor.
Perón llamó a la calma, le echó toda la culpa a la Marina de Guerra y, como siempre, desmovilizó a la clase obrera.
El 17 de junio y el 31 de agosto de 1955 el gobierno buscó afanosamente un acuerdo con la oposición, llamando a la pacificación del país y ofreciendo para ello diversas concesiones. Perón llegó a manifestar que la “revolución peronista” había terminado pues se habían cumplido sus objetivos básicos y ahora comenzaba una nueva etapa de “evolución” y de “convivencia” democrática. Perón en un discurso dejó de ser el presidente de una revolución para pasar a ser el presidente de todos los argentinos. Los más cuestionados ministros del Poder Ejecutivo, renunciaron a sus cargos.
El peronismo tenía que hacer una jugada difícil. Tenía que movilizar a su masa sin provocar la guerra civil. Tenía que derrotar a la oposición sin aplastarla totalmente: la gran jugada fue el amago de Perón de retirarse de la presidencia.
La suerte del primer gobierno peronista estaba echada: había llegado el momento crucial en que la amalgama de factores de poder elaborada y puesta en marcha en 1946 se deshacía inexorablemente. Ya no estaba capacitado para seguir adelante y dar las respuestas adecuadas a las nuevas demandas de la sociedad argentina de mediados de los años ’50: se había agotado. El peronismo como expresión política y social de los trabajadores había alcanzado un límite que exigía la profundización de la revolución, tal vez más allá de las posibilidades de las fuerzas sociales que aglutinaba. Había desmovilizado a sus principales sostenes: la clase trabajadora y los sectores populares, los únicos que, en aquel difícil trance, estaban dispuestos a dar batalla por lo que consideraban “su gobierno”, pero en el momento decisivo primó la máxima “de casa al trabajo y del trabajo a casa”. Esto alentó a la oposición ya que encontró el camino prácticamente despejado. El 16 de septiembre de 1955, en Córdoba, comenzó a escribirse un nuevo capítulo de la historia del país en el que se profundizó la crisis del Estado de derecho.
La Revolución Libertadora
La Revolución Libertadora es el nombre con el que se denominó la dictadura militar que gobernó la República Argentina tras derrocar al presidente Juan Domingo Perón mediante un golpe de estado iniciado el 16 de septiembre y que, tras más de dos años de gobierno, hizo entrega del mismo al presidente Arturo Frondizi, el 1 de mayo de 1958.
El primer gobernante de la Revolución Libertadora fue el general Eduardo Lonardi, quien fue sucedido por Pedro Eugenio Aramburu.
Golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955
El 16 de septiembre de 1955 estalló en Córdoba la insurrección militar que daría inicio a la autodenominada Revolución Libertadora. Los rebeldes contaron con el apoyo de los llamados comandos civiles revolucionarios, que combatieron contra las tropas leales al presidente Perón en Alta Córdoba, y mantuvieron peleas en distintos puntos del país, ocupando edificios públicos y constituyeron un factor de enlace permanente con los militares sublevados.Los enfrentamientos se extendieron del 16 al 21 de septiembre y finalizaron cuando tanques del Ejército cañonearon y demolieron la sede de Alianza Libertadora Nacionalista, en el centro de Buenos Aires, matando a muchos de sus integrantes. Perón renunció a la presidencia y se retiró a Paraguay.El golpe militar de septiembre de 1955 provocó, entre junio y septiembre, la muerte de casi 2000 personas, entre civiles y militares y significó el triunfo y el festejo para los sectores pertenecientes a las clases media y alta, pero la mayoría de los trabajadores y de los sectores populares lo recibieron con tristeza e indignación. El 19 de septiembre al mediodía, Perón escribió una confusa carta dirigida al general Lucero, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. En la carta Perón da a entender su renuncia.El general Lucero leyó la carta de Perón, por la cadena de radio y televisión. Sin embargo, esa misma noche Perón se reunió con la junta militar para informarle que él no había renunciado; la junta sin embargo no fue disuelta. El 20 de septiembre de 1955, y a bordo del crucero ARA “17 de octubre” (luego rebautizado “General Belgrano”), los representantes del “Comando Revolucionario”, recibieron a los representantes de la Junta Militar, los que procedieron a sentar las bases de la capitulación. Las condiciones presentadas por los sublevados fueron las siguientes:
Renuncia en pleno del Ejecutivo y miembros del gabinete;
El jefe de la revolución, general Eduardo Lonardi, asumiría el gobierno provisional;
Desmovilización y regreso a sus bases de las tropas leales.
Para no aparentar ser menos que los otros, los representantes de la Junta Militar presentaron una serie de bases a tener en cuenta como propósito de gobierno:
En las soluciones a establecerse deberá primar el concepto que entre los bandos pugna “no hay ni deberá haber vencedores ni vencidos”
El imperio de la Constitución de 1949 “dentro del concepto de las más amplia libertad y orden…”;
El gobierno militar a instalarse sería un gobierno de transición, siendo su actividad esencialmente administrativa “dejando para el futuro gobierno constitucional los problemas fundamentales…”
Mantenimiento de las conquistas laborales y sociales;
Caducidad de los poderes Ejecutivo y Legislativo; intervención del poder Judicial de la Nación y de las provincias.
En verdad, se trató de una rendición incondicional, y efectivamente, como la historia lo demostró después, hubo vencedores y hubo vencidos, porque así lo dictaba la “fuerza de las cosas”. El día 21 de septiembre entraba la Flota al puerto de Buenos Aires. Perón se refugiaba en una cañonera paraguaya. El gobierno había caído.
23 de septiembre de 1955 el general Lonardi prestó juramento como Presidente Provisional ante una multitud que colmaba la Plaza de Mayo con un grito de ¡LIBERTAD!
Con mucha razón se ha dicho que para comprender el ascenso del peronismo en 1945 hay que olvidarse del peronismo de 1955.
Se señala, por último, que en el período junio-septiembre de 1955 se perdieron varios centenares de vidas como consecuencia de los diversos enfrentamientos que tomaron lugar durante el mismo.
El Plan Prebisch
Fue adoptado en 1956 como programa económico del gobierno, dramatizaba en exceso la situación económica de la Argentina y no aludía en lo más mínimo a la influencia de las estructuras arcaicas y antieconómicas, particularmente en el sector primario, sobre el crecimiento del país. Parecía que de lo único que se trataba era de culpar a ciertos grupos sociales y de preparar y legitimar una transferencia de ingresos de los estratos favorecidos por el peronismo a los que apoyaban al nuevo régimen
Los años del exilio
El 9 de junio de 1956, bajo el mando del General Juan José Valle, un grupo de militares peronistas y militantes del peronismo intentaron un alzamiento contra el gobierno de facto. La intentona fracasó y tanto Valle como varios de sus seguidores militares y civiles fueron fusilados. La represión se extendió a sectores no peronistas de la clase obrera. Sin embargo, los dirigentes sindicales conservaron su enorme influencia sobre los gremios industriales y de servicios.
Durante sus años de exilio Perón publicó varios libros: Los Vendepatria (1956), La fuerza es el derecho de las bestias (1958), La Hora de los Pueblos (1968), etc.
En diciembre de 1964, durante el gobierno de Arturo Illia, Perón intentó regresar en avión a la Argentina. Pero el gobierno ratificó la decisión de prohibirle su radicación en el país y solicitó a la dictadura militar que gobernaba en Brasil que lo detuviera al realizar escala técnica en ese país y lo reenviara a España.[
En la Argentina, los años cincuenta y sesenta fueron marcados por frecuentes cambios de gobierno, casi siempre frutos de golpes de Estado. Estos gobiernos estuvieron signados por continuas demandas sociales y laborales. Al calor de los procesos revolucionarios en marcha en el llamado Tercer Mundo, en Argentina aparecen grupos armados de izquierda y de derecha, muchos de los cuales adhieren al peronismo, aunque también cobran envergadura otras agrupaciones radicalizadas no peronistas como el PRT - ERP. Entre las organizaciones armadas peronistas se destacaron la nacionalista-católica Montoneros, la marxista-peronista FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), y en menor medida la FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) y la FAL (Fuerzas Armadas de Liberación).
Una organización menor denominada Ejército Nacional Revolucionario (ENR) se atribuyó el asesinato del influyente líder sindical peronista Augusto Timoteo Vandor, en mayo de 1970 la organización Montoneros realiza el secuestro y ejecución del general Pedro Eugenio Aramburu, figura clave del golpe de de Estado contra Perón en 1955, en el 73 ejecuta a José Rucci, secretario General de la CGT y hombre de confianza de Perón y otros secuestros y asesinatos de gran impacto en la opinión pública. Hacia finales de los sesenta y principios de los setenta, se acentuó el reclamo de los gremios por el regreso de Perón. El general Alejandro Lanusse había tomado el poder en marzo de 1971 mediante un golpe palaciego dentro del régimen militar surgido en el '66, y decidió restaurar la democracia institucional en 1973. Desde el exilio Perón apoyó a los peronistas de militancia armada, las "formaciones especiales": Montoneros-Fuerzas Armadas Revolucionarias-Fuerzas Armadas Peronistas, para presionar sobre el gobierno militar usurpador.
El 17 de noviembre de 1972 Perón regresó a la Argentina a bordo de un avión alquilado al efecto. Permaneció en el país solamente poco más de un mes, al cabo del cual visitó el Paraguay y luego regresó a Madrid.
Tercera presidencia de Juan Domingo Perón
El 13 de Julio de 1973, Cámpora y Vicente Solano Lima renunciaban a la presidencia y vicepresidencia que respectivamente venían ejerciendo desde el 25 de Mayo. Las renuncias se fundaron en la necesidad de posibilitar el acceso de Perón a la primera magistratura.
Las renuncias de Cámpora y Solano Lima fueron aceptadas por la Asamblea Legislativa reunida al efecto y el presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Alberto Lastiri, al asumir provisoriamente la Jefatura del Estado.
El 4 de Agosto, el Consejo Nacional del Partido Justicialista decidió que la propia esposa de Perón, la señora Maria Estela Martínez de Perón, sería el candidato a la vicepresidencia. Esta fórmula obtuvo en las urnas que el 23 de Septiembre expresaron las preferencias de la ciudadanía, el %60 de los sufragios emitidos.
En la mañana de 12 de Octubre de 1973, Perón y Estela Martínez de Perón asumían sus cargos. Este era el tercer mandato de Perón que comenzaba el 25 de Mayo de 1973, y debía concluir el 25 de Mayo 1977.
Y el presidente comenzó su tercera gestión de mandatario debiendo esquivar dos serios obstáculos: diversas tendencias se enfrentaban con frecuencia a propósito de los problemas de gobierno y sus posibles soluciones.
El segundo obstáculo era que los setenta y ocho de Perón le imponían administrar sus energías.
En la política interna de Perón tomó como punto de partida la conciliación de la clase obrera con el empresario y auspició el llamado “Pacto Social” que fue subscripto por la Confederación General Económica. El “Pacto Social” atorgaba aumentos en los salarios, calculando que estabilizados los jornales, el sector empresario podría encarar con ventajosa antelación los planes de producción y reducir el ritmo inflacionario que perturbaba la economía del país.
Perón en 1974 achicaba las diferencias que lo separaban de quienes no lo habían votado.
El 1º de Mayo de 1974, en ocasión de celebrarse frente a la Casa de Gobierno la tradicional manifestación de los trabajadores, tuvieron exteriorización pública las serias disidencias existentes dentro de las filas peronistas. El sector autodenominado “Montoneros”[1] y otros grupos afines a él, sintiéndose defraudados por la gestión presidencial, expresaron su desagrado con ásperas adjetivaciones que inclusive volcaban un sentimiento de rencor ofensivo para la persona de Perón.
Perón empezaba a ser víctima de su indefinición doctrinaria: había alentado las guerrillas cuando la violencia de la presunta izquierda peronista podía favorecer sus planes para recuperar el poder. Ahora, entre los mismos guerrilleros se desataba la violencia en base a definiciones que mostraban cuán poca claridad de fines y de métodos había prohijado el mundo populista de Perón. Un sector de guerrilleros se identificaba con Cámpora.
A partir de ese 1º de Mayo, se agrandan las disidencias dentro del justicialismo.
El “Pacto Social” podía peligrar. De ahí que el Jefe de Estado incitó en escasas horas el apoyo de los partidos opositores y de los sindicatos para una movilización popular que en la Plaza de Mayo le ratificaba, el 12 de Junio, su apoyo de costumbre.
El sábado 19 de Junio el país era informado de que el Jefe de Estado se había agravado, y el lunes 1º de Julio, Perón fallecía en la residencia presidencial de Olivos.
Su esposa Maria Estela Martínez de Perón asumiría la presidencia y luego en el año 1976 sería derrocada por un golpe militar.
La caída del Peronismo
La Constitución reformada en 1949 había eliminado el polémico artículo 77º que prohibía la reelección inmediata del titular del poder ejecutivo y era evidente para propios y extraños que en la próxima confrontación electoral de 1951 Juan Domingo Perón sería ungido una vez más como primer magistrado de la República.
La dinámica presencia de la esposa del presidente, María Eva Duarte, en las cuestiones de gobierno (si bien Evita nunca tuvo ningún cargo oficial salvo presidir la Fundación que llevaba su nombre) causaba irritación en los sectores castrenses y en los sectores altos de la sociedad argentina que veían en la esposa del Presidente de la República, a una aventurera o a una oportunista. Este malestar comenzó a acentuarse cuando se hizo público el rumor que la Confederación General del Trabajo, promovería la candidatura a vicepresidente en las elecciones de 1951 de la “abanderada de los humildes”. Debe recordarse, que en las elecciones presidenciales de 1951 por primera vez las mujeres iban a ejercitar el derecho a sufragar, tanto activa como pasivamente.
El Ejército cruzó la candidatura de Eva Duarte a pesar de la masiva demostración popular orquestada por la CGT el 22 de agosto de 1951 en apoyo de la esposa del presidente (acto público que pasó a la historia como el “Cabildo Abierto del Peronismo”). Luego de algunas circunstancias de corte dramático que tomaron lugar en el transcurso del acto, pocos días después Eva Duarte hizo pública su renunciación.
Eva Duarte falleció el 26 de julio de 1952.
La candidatura de Eva Duarte aceleró los planes golpistas de un sector de las fuerzas armadas; el 28 de septiembre de 1951 se produjo el fallido levantamiento dirigido por el general Menéndez. Como consecuencia del mismo se produjo una fuerte depuración dentro del ejército, y mediante la ley nº 14.062 se estableció el Estado de Guerra Interno por el cual todo militar que se insubordinase o se sublevase contra las autoridades constituidas, o participase en movimientos tendientes a derrocarlas o desconocer su investidura sería fusilado en forma sumaria. Este instituto ha sido calificado de inconstitucional desde que los remedios para hacer frente a movimientos de tal naturaleza estaban normados en la propia Constitución (el estado de sitio o el estado de prevención y alarma).
A pesar de las difíciles circunstancias económicas que atravesaba el país, en las elecciones presidenciales de 1951 la fórmula Perón-Quijano obtuvo el 62% de los sufragios mientras que el 32% de los votos lo obtuvo la candidatura radical integrada por Ricardo Balbín y Aturo Frondizi.
El resultado de las elecciones mostraba a un gobierno fortalecido mediante la incuestionable exteriorización de la voluntad popular, pero en general, para el ánimo de los opositores, que no contaron durante la campaña con los medios publicitarios ni financieros del oficialismo, estos guarismos fueron lentamente llevando al convencimiento que únicamente mediante la fuerza sería factible desalojar el régimen peronista del poder.
El 15de abril de 1953 dos bombas estallaron en la Plaza de Mayo mientras se desarrollaba un acto multitudinario en apoyo a Perón, provocando un pánico generalizado.
Esa noche diversos grupos asaltaron la Casa del Pueblo del partido Socialista y la incendiaron perdiéndose una de las bibliotecas más importantes del país; ataques similares ocurrieron contra la sede del partido Radical, del Demócrata Nacional y el edificio del Jockey Club.
El país parecía correr alocadamente hacia situaciones de gravedad imprevisible, mientras que los hilos de la conspiración golpista comenzaron a entretejerse lentamente pero sobre bases seguras.
CONCLUSION
Juan Domingo Perón fue elegido Presidente de la Nación Argentina en tres ocasiones. La primera fue en las elecciones del 24 de febrero de 1946, para el periodo 1946–1952; la segunda al ser reelegido en las elecciones del 11 de noviembre de 1951 para el período 1952–1958, que no alcanzó a completar debido al golpe militar que lo derrocó el 16 de septiembre de 1955. Finalmente, tras 18 años de exilio, regresó al país y fue elegido por tercera vez presidente el 23 de septiembre de 1973 para el periodo 1973-1977Murió el 1 de julio de 1974 en ejercicio de la presidencia, sucediéndolo su viuda María Estela Martínez de Perón, quien había sido elegida como vicepresidente.
Luego de realizar este trabajo practico puedo remarcar que la figura de Perón se hizo fuerte porque representó fuertemente a un sector de la sociedad.
Desarrollo una política en la que el valor a proteger era el hombre, para Perón “la Patria se forma en primer término por hombres, y no pueden ser el campo, ni la máquina, ni el dinero factores que se sobrepongan al hombre, que es quien sufre y trabaja, y sin el cual ni los campos, ni los ganados, ni el dinero tiene valor”.
Los gobiernos de Perón ponían hincapié en la política social como en la economía social, poniendo a ésta al servicio del bienestar social.
Perón cuando llego al poder se encontró con un país detenido, en manos de una oligarquía entregada al extranjero para su explotación, para él la Argentina no podía estancarse y debía conquistar los planos económicos y sociales, ya que sin las conquistas económicas , las conquistas sociales desaparecen rápidamente.
Durante el primer gobierno, Perón, toma contacto el sector trabajador, los escucha e impulsa sus iniciativas. El gobierno, a través de Trabajo y Previsión, propicia el fortalecimiento de la CGT, el número de agrupaciones crece rápidamente. Durante este gobierno se estableció el carácter gratuito de la enseñanza universitaria y se permitió el ingreso de grandes sectores juveniles provenientes de las clases medias bajas y clase obrera a la Universidad; se promovió el estudio y la investigación de las ciencias relacionadas con el desarrollo industrial.
Los objetivos señalados por el general Perón para nuestro país son: la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria, sobre la base de la Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social, ya que el gobierno que no sea capaz de hacer justicia social no es gobierno, sino un mecanismo destinado a favorecer a los siempre favorecidos.
BIBLIOGRAFÍA
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Pavón Pereyra Enrique. “Yo Perón”. Editorial: Milsa. Buenos Aires. 1993.
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Manual del Peronista. Partido Peronista. Buenos Aires. 1954.
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