Trabajo Práctico Nº 2
Integrantes:
Reynoso, Vera
Rodriguez, Valeria
Asignatura:
Historia
Curso:
9no. Año
Docente:
Cieri, Ramón
Instituto:
San Vicente de Paúl D-88
Ciclo Lectivo:
2008
Índice
Carátula ..………………………………………………….… 1
Índice …………………………………………………….…… 2
Introducción ………………………………………..………. 3
Causas ………………………………………………………… 3
Consecuencias ……………………………………………… 4
Conclusión …………………………………………………… 5
El bombardeo
A las 12.40, la escuadra de treinta y cuatro aviones de la Marina de Guerra argentina que había estado sobrevolando la ciudad desde hacia bastante tiempo anfibios, iniciaron sus bombardeos y ametrallamientos al área de la Plaza de Mayo.
La sorpresa del ataque hizo que el mismo cayera sobre la población, que realizaba sus actividades normales. Entre las primeras víctimas cayeron los ocupantes de los vehículos de pasajeros. Un trolebús, repleto de pasajeros, recibió una bomba de lleno, muriendo todos los ocupantes.
Fue el bautismo de fuego de la Aviación Naval Argentina, hubo un segundo, “bautismo” el 1.º de mayo de 1982, en la guerra de las Malvinas. Se arrojaron 9500 kg de bombas, causando la muerte a 364 personas y heridas a más de 800. Como no consiguieron bombas de alto explosivo, emplearon contra la ciudad abierta bombas de fragmentación de 50 kg, provocando rápidamente cientos de víctimas y daños materiales.
Fue el cuarto bombardeo de Buenos Aires; la primera en ocasión de las ocupaciones inglesas de 1806 y 1807, la segunda en ocasión del Combate de los Pozos (1811) y la tercera cuando se produjo la Revolución del Parque (1890).
Las evacuaciones médicas se iniciaron de inmediato, algunas incluso entre los bombardeos aéreos y por los habitantes que se encontraban en las inmediaciones. Esto provocó que algunos más cayeran.
Causas
Desde 1945 se habían producido conspiraciones e intentonas de golpes militares por parte de la reacción al gobierno del general Juan Domingo Perón.
En 1951 se había producido un intento fracasado de golpe de estado por parte de ramas conservadoras del Ejército.
En 1953 tras el incremento de la tensión política se iniciaron a partir del año siguiente nuevos movimientos conspirativos en el seno de la Marina de Guerra, con epicentro en la Base Naval de Puerto Belgrano. Sin embargo, los opositores militares a Perón no lograron cristalizar una opción política a su gobierno.
A inicios de 1955 un grupo de oficiales intermedios de la Armada y Fuerza Aérea promovieron otro levantamiento. Requiriendo un líder militar que aceptara tal cometido, lograron hacerse eco del contralmirante de infantería de marina Samuel Toranzo Calderón. Se mantuvieron contactos conspirativos con el general (retirado) Eduardo Lonardi y el general Pedro Eugenio Aramburu, quienes no apoyaron momentáneamente el movimiento por considerarlo prematuro (Lonardi) o por carecer de tropas bajo su mando. Para el 23 de abril los conspiradores lograron contar con el apoyo del general Bengoa, quien disponía de mando de tropas en Paraná (Entre Ríos). No obstante estos apoyos militares, no fue mucho lo que pudieron cosechar dentro de los partidos políticos, pues si bien con los partidos Nacionalista Católico (de derechas) y el Partido Socialista de Argentina (de izquierdas) acordaban el derrocamiento de Perón, poco más compartían en común.
Los conspiradores no parecen haber definido ningún acuerdo sobre el programa que seguirían una vez consumado el derrocamiento, fuera de establecer un régimen encabezado por una Junta cívico-militar formada también por los civiles Miguel Angel Zavala Ortiz (de la Unión Cívica Radical), Adolfo Vecchi (Partido Conservador), y Américo Ghioldi (Partido Socialista de Argentina). También participaron en las instancias conspirativas Mario Amadeo y Pablo Pardo, de la extracción Católica.
Los revolucionarios encontraron propicio para sus fines la campaña anticlerical emprendida por el gobierno, que logró aumentar la tensión entre mismo y la oposición. En el marco de esta campaña se produciría la Procesión del Corpus Christi del jueves 9 de junio. Viendo sus organizadores que podían utilizar la procesión religiosa como una manifestación política contra Perón, decidieron retrasar dos días su realización para poder reunir aún más participantes. El Ministro del Interior, que había autorizado el Corpus Christi del 9 de junio, prohibió esta nueva manifestación, aduciendo que no podría autorizarla como festividad religiosa.
Consecuencias
La noche del 16 de junio, como represalia al bombardeo, simpatizantes peronistas incendiaron la Curia Metropolitana, las catedrales de Santo Domingo y San Francisco, junto con ocho iglesias de las zonas más acaudaladas de la ciudad.
Si bien se decretó estado de sitio, Perón intentó una política de reconciliación con los sectores opositores, abandonando su política de confrontación e intentando calmar mediante llamamientos por radio a la clase trabajadora.
El bombardeo es el antecedente directo del levantamiento cívico-militar que se produciría tres meses después, logrando deponer el 16 de septiembre al Presidente Perón durante la autodenominada Revolución Libertadora.
Si bien los cabecillas de la intentona temieron recibir la pena de muerte por «traición a la Patria», la pena más dura fue impuesta contra Toranzo Calderón (condenado sólo a cadena perpetua). Los militares que se asilaron en Uruguay fueron dados de baja por el cargo de rebelión. Pero tras la Revolución «Libertadora» fueron reintegrados por los nuevos mandos.
El Batallón de Infantería de Marina 4 fue disuelto, y la Marina de Guerra fue despojada de su poder de fuego (se les quitaron las municiones para sus cañones navales de grueso calibre). Muchos militares involucrados o simpatizantes solicitaron la baja al gobierno.
El resto de los culpables no fueron juzgados, iniciando una larga etapa de impunidad por actos de crímenes de lesa humanidad que se repetiría tras los fusilamientos de José León Suárez (1956) y el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983).
Claras huellas de los impactos de bala se aprecian aún en el revestimiento de granito, en la fachada del Ministerio de Economía de la Nación (en el lado sur de la Plaza de Mayo).
Conclusión
Sin perjuicio de cual haya sido el verdadero objeto del bombardeo, matar a Perón, derrocar su gobierno, instalar el temor, disciplinar al pueblo, o todos a la vez, lo cierto es que ese día se derramó la sangre de las personas inocentes.
Ese dia una parte de las fuerzas sublevadas, utilizaron armas e instrumentos destinados a la defensa del pueblo y de la Nación contra el pueblo mismo.
La intencionalidad de asesinar el pueblo es indiscutible prueba de ello, son las circunstancias en las cuales se desenvuelve el bombardeo.
Las bombas y proyectiles se arrojaron en pleno mediodía, sobre la Plaza de Mayo, Avenidas y calles céntricas de alrededores, sobre una multitud que esperaba un acto de desagravio a la bandera que se realizaría con un desfile aéreo.
Como resultado de este accionar fueron victimas personas que transitaban por el lugar, -hombres, mujeres y niños sin distinción-.
Es decir, se bombardeo a la población civil, sin que previamente de hubiera declarado una guerra, y con un total sentido de la oportunidad dado que la espera del desfile aéreo justamente encubrió e hizo que no resultara extraño que sobrevolaran la ciudad los aviones.
El desfile aéreo programado fue la ocasión perfecta para perpetrar una masacre sin precedentes en nuestra historia.
No cabe duda que se trato ni más ni menos que de un crimen de lesa humanidad, toda vez que se lanzo un ataque generalizado o sistemático contra una población civil con total intencionalidad.
El bombardeo del 16 de junio de 1955 encuadra perfectamente dentro de los requisitos de los crímenes de lesa humanidad, los cuales son imprescriptibles cualquiera sea la fecha en la que se hayan cometido.
Estos crímenes son condenados por la comunidad internacional, y por nuestro país como consecuencia de la ratificación de la convención sobre imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Por lo tanto el crimen de lesa humanidad del 16 de junio de 1955 debería ser condenado en nuestro país. Es hora de recuperar la memoria y reivindicar a las victimas de semejante masacre y a sus familiares.
Bibliografía
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jueves, 20 de noviembre de 2008
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