jueves, 20 de noviembre de 2008

REVOLUCION SANITARIA (1946-1955) DOCTOR RAMON CARRILLO.

TRABAJO PRACTICO Nº 1

INVESTIGACIÓN


TEMA: REVOLUCION SANITARIA (1946-1955) DOCTOR RAMON CARRILLO.


PROFESOR: RAMON CIERI.


INSTITUTO: JOSE MANUEL ESTRADA


AÑO: 9º


INTEGRANTES: KAREN
LAURA
XIMENA


















1-¿Quién fue Ramón Carrillo?

2-¿Qué obras realizó?

3-¿Qué descubrimientos aportó a favor de la salud?

4-¿Qué valores podemos destacar de la vida de Carrillo?

5-¿Fue el doctor Carrillo un ejemplo para los médicos que prestan
servicios en la actualidad?






Introducción.

El doctor Carrillo marcó un interés especial en áreas que el estado no había profundizado hasta entonces: la medicina preventiva, la medicina social y la atención materno-infantil.
Como ejemplo de su pensamiento podemos referirnos a sus dichos:
· La medicina moderna tiende a ocuparse de la salud y de los sanos y el objetivo principal es ya no curar al enfermo sino evitar estar enfermo.
· La medicina no solo debe curar enfermos sino enseñar al pueblo a vivir, a vivir en salud y tratar que la vida se prolongue y sea digna de ser vivida.



DESARROLLO.

REVOLUCION SANITARIA. RAMON CARRILLO.

La Política Peronista del ‘45 al ‘55.

En el programa de gobierno que expuso ante el parlamento el general Perón, denotaba una preocupación especial por la salud pública, la educación, la ampliación de las conquistas sociales, las obras públicas, la industrialización del país, una serie de principios pendientes a una reforma agraria tradicional, que ha demostrado su total distanciamiento de los principios y los factores que hacen a la mayor productividad de la tierra y a la liberación de los hombres que la trabajan, también las relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo, la no intervención y el derecho de los pueblos a darse la forma de gobierno que consideren mejor. En lo referente a la política económica la consideraba expuesta a través del Plan Quinquenal (dura 5 años).
En lo que hace a la salud pública, el impulso que le dio el gobierno peronista y los medios con que amplió su presupuesto, alcanzó resultados ampliamente positivos.

La Política Social y la Salud.

Si alguien preguntara alguna vez que figuras de aquella década simbolizan el humanismo social definido por Perón no dudaría en responder: Evita Duarte y Ramón Carrillo, dos expresiones singulares del genio americano.
La sensibilidad hacia el pueblo trabajador que se expresaba a través de una política y una asistencia social, no podía permanecer indiferente ante la problemática de la salud, tema vinculado estrechamente a la justicia y a la dignidad de la persona humana.
“En un país como el nuestro, en cuyas estancias había toros gordos y peones flacos, en donde la salud de las vacas interesaba más que las personas, había un Ministerio de Agricultura pero no un Ministerio de Salud Pública. Una de las medidas que tomamos nosotros fue la de crearlo”. (Perón).


Ramón Carrillo. Primer Ministro de Salud de la Nación.

El movimiento que nacía con la llegada de Perón al poder, no solo estaba basado en lo que su líder podía dar sino, también en la tarea de numerosos hombres que brillaron en muchas áreas. Uno de estos hombres fue el doctor Ramón Carrillo quien fue el primero en aplicar en la Argentina una política sanitaria.
Carrillo nació en Santiago del Estero el 7 de Marzo de 1906, hijo del profesor Ramón Carrillo y de la señora María Salomé Gómez Carrillo.
Pasó sus primeros años de vida en su ciudad natal. Cursó sus estudios primarios en la escuela Manuel Belgrano y los secundarios en el Colegio Nacional de Santiago del Estero. Obtuvo su título de Bachiller en 1923, con medalla de oro. Cuando todavía cursaba el secundario, escribió una temprana obra literaria en la que ya dejaba ver su interés por los temas sociales.
En 1924 viajó a Bs. As. Para cursar estudios en la Facultad de Medicinas. Inició sus clases con solo 17 años, siendo el más joven de su curso.
Luego de representar a la Argentina en el Primer Congreso de Neurología en Berna, Suiza, retornó al país y se encontró en medio de una gran crisis económica y política, y en esa etapa continuó buscando el modelo nacional que faltaba en ese momento.

Un lugar importante en el Gobierno.

Al iniciar sus funciones, el doctor Carrillo se encontró con una gran desorganización, con instalaciones sanitarias inadecuadas, y con falta de camas, equipamiento médico, insumos y personal capacitado.
Esto fue lo que motivó a Carrillo comenzar a trabajar en una serie de cambios, es así que conoció a Juan Perón, quien buscaba elaborar un plan nacional y popular.
Carrillo trabajó con Perón en un proyecto que abarcaba la Salud Pública y la Educación. Después de las elecciones que llevaron al Partido Laborista al Poder, el doctor Carrillo pasó a ocupar un lugar importantísimo en la estructura del naciente peronismo.
El 29 de Mayo mediante un decreto del Poder Ejecutivo, el profesor doctor fue designado Secretario de Salud Pública, y luego Ministro, cargo que asumiría el día 4 de Junio de 1946. El impulso que le dio el gobierno peronista a la salud pública y los medios con que amplió su presupuesto, alcanzó resultados ampliamente positivos.

Programa de Salud Pública del doctor Ramón Carrillo.

La presencia del Neurocirujano santiagueño divide en dos la historia de la sanidad Argentina. La etapa anterior a él fue ironizada por Juan Perón de este modo: “interesaba más la salud de los animales porque éstos tenían buen precio, en cambio un hombre no se cotizaba ni en ferias ni en mercados”. Y agregaba el líder justicialista: “se combatía la garrapata y la langosta en el norte, pero el paludismo que azotaba su población no había llamado la atención de los poderes públicos. La lepra en el litoral era un problema serio. La tuberculosis y la sífilis eran verdaderos flagelos nacionales, ayudados por la abandono de las autoridades.






Colaboradores del doctor Ramón Carrillo.


El Ministro de Salud Pública halló pronto al colaborador adecuado, Carlos Alberto Alvarado, un médico de unos 40 años que trabajaba en el Departamento Nacional de Higiene, a quien Carrillo puso al frente de la Dirección de Paludismo (transmitida por el mosquito de zonas pantanosas, y que dejaba cada año 120.000 víctimas nuevas).
Secundado por el doctor Jorge Argentino Coll y después de un estudio cuidadoso del problema Alvarado organizó “una de las primeras campañas de erradicación del paludismo en las Américas y en el mundo”.Con DDT, producto hacía poco descubierto y en acción desplegada pueblo por pueblo y casa por casa, los “chuchos” dejaron de ser el azote de una vasta región que abarcaba las provincias de: Catamarca, La Rioja, Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Jujuy.


Baja del índice de Mortalidad.


La política sanitaria del gobierno, ejecutada por Carrillo, logró que el índice de mortalidad infantil, de 90 por 1.000 en 1.940, descendiera en 1.951 a 56 por 1.000. La mortalidad por tuberculosis (enfermedad infecciosa y contagiosa del hombre y de los animales, causada por el bacilo de Koch) cuyo índice de 1.946 ascendía a 130 por 100.000, bajó a 36 por 100.000 en 1.954.
En cuanto a las enfermedades venéreas (contraídas por contacto sexual) las mismas fueron eliminadas, y la lepra (infección crónica de la piel) fue reducida y aislada en el litoral y nordeste. En cuanto al paludismo dijo Carrillo: “y tuvimos la suerte, en cuatro o cinco años de terminar con el mismo”.


La Revolución del ‘55.

El Doctor Carrillo no hubiera podido hacer nada de lo que hizo, de no haber contado con el aval, la amistad y la colaboración de Evita. Todos los proyectos que salían del Ministerio eran tomados y llevados a cabo por la Fundación Eva Perón, juntos poblaron la Nación de salud pública, gratuita e indiscriminada.
La muerte de Evita lo puso en manos de los Sindicatos, aquellos que quisieron quedarse, y se quedaron con el negocio de la salud a través de las Obras Sociales. Carrillo no quiso ser cómplice y dejó el gobierno. Tal vez viera en el futuro, lo que es hoy la salud pública en la Argentina.
Perón sólo le otorgó al viejo amigo, de quien, junto con Evita, fuera padrino de boda, un cargo de compromiso en Estados Unidos, lejos de las intrigas, envidias y, sobre todo, de intereses por los que Carrillo no transará jamás.
La Revolución del 55’lo encuentra trabajando para una empresa minera norteamericana en Brasil.
Solo, enfermo, abandonado, pero no olvidado, atiende gratis en el destartalado hospital de “Belén Do Para” en un consultorio improvisado debajo de una escalera, y viaja por el río al centro del Matto Grosso para atender al personal de la mina.
Carrillo muere de un ataque de presión en su humilde casa del nordeste brasileño y, entonces si, al destierro se le suma el olvido, para cerrar el lazo de la peor deshonra que a un hombre se le puede hacer.








Conclusión:

Desde nuestro punto de vista, Ramón Carrillo fue un hombre que demostró un gran interés por la medicina.
Sin embargo nuestra conclusión, luego de haber leído la obra del doctor Carrillo es que por haber humanizado la medicina y considerar que el enfermo es un hombre, un padre de familia, un individuo que trabaja y que sufre; es que en la actualidad sus importantes obras son muy poco reconocidas o difundidas.









BIBLIOGRAFÍA.





1- AUTOR: Ramón Prieto.

EDITORIAL: Sudamericana.

2- AUTOR: Fermín Chávez.

EDITORIAL: Oriente.

AÑO: 1984.

3- AUTOR: Fermín Chávez.

EDITORIAL: Oriente.

AÑO: 1993.

4- AUTOR: Porter Hnos.

EDITORIAL: Veritas.

AÑO: 1946.

5- AUTOR: Diego Abad de Santillán.

EDITORIAL: Argentina.

AÑO: 1971.
















































Índice:

1- Introducción.
2- Cuestionario.
3- La Política Peronista del ’45 al ’55.
4- La Política Social y la Salud.
5- Ramón Carrillo. Primer Ministro de Salud de la Nación.
6- Un lugar importante en el Gobierno: Colaboradores- Baja del índice de Mortalidad.
7- Programa de Salud Pública del doctor Ramón Carrillo.
8- La Revolución del ’55.
9- Bibliografía.
10- Conclusión.

Golpe del 55 “Revolución Libertadora”

INSTITUTO

“JOSÉ MANUEL ESTRADA”



Trabajo De Investigación




Tema: Golpe del 55, “Revolución Libertadora”


Profesor: Cieri, Ramón Enrique


Alumnas: Juliana, Estefanía y Carla.


Curso: 9° año.





Ciclo lectivo: 2006.-







Preguntas:


¿Quienes ocupan la escena política Argentina?

¿Quiénes son desplazados?






1. Los que ocupan la escena política son: El Gral. Lonardi y el Gral.
Perón.



2. Los sectores desplazados, son los trabajadores, las pequeñas y medianas empresas y otros actores de la vida política que habían hecho su aparición con el 17 de Octubre de 1945.



























INTRODUCCIÓN:

Los procesos que desembocaron en la conocida revolución “Libertadora”, tuvieron como base, una serie de alianzas de orden político-militar y de importantes sectores jerárquicos de la Iglesia, que se oponían al gobierno del General Perón.
Estos no tardaron en aparecer en escena y fue así que el 16 de junio de 1955, elementos disidentes de la Armada argentina y de la Fuerza Aérea, con el consentimiento de sectores políticos aliados, lanzaron una rebelión en Buenos Aires a través de una serie de bombardeos a la plaza de Mayo, la cual se encontraba poblada por numerosos habitantes que fueron víctimas de esta masacre. Todavía no se tiene con certeza, los datos reales sobre la cantidad de muertes ocurridas aquel día.
Sin embargo, el Ejército de Tierra se mantuvo leal al gobierno y el levantamiento fue prontamente sofocado.
A manera de venganza, durante la noche se produjo la quema de numerosas iglesias. En las semanas siguientes aumentó la tensión a medida que distintas facciones dentro del gobierno y de las Fuerzas Armadas tomaban posiciones; en un discurso pronunciado a fines de agosto, Perón, refiriéndose al asesinato de algunos militantes peronistas, dijo: “Por cada uno de los nuestros que caiga, caerán cinco de ellos”.

Finalmente, el 16 de septiembre, grupos insurgentes de las tres fuerzas, lanzaron una rebelión concertada, llamada la “Revolución Libertadora”, una serie de enfrentamientos que duraron tres días y en los que murieron unas 4.000 personas. Esto provocó la dimisión de Perón y su huida y refugio en una cañonera paraguaya anclada en el puerto de Buenos Aires, de la cual partirá en un avión rumbo al Paraguay, nación hermana que le dará asilo político.
El 20 de septiembre, el líder de los insurgentes, el general de división Eduardo Lonardi, asumió la presidencia provisional, prometiendo restablecer la democracia.

Perón se marchó y completará su exilio, después de Paraguay y debido a la falta de seguridad, en Venezuela, República Dominicana y por último España, en la residencia de Puertas de Hierro, en las afueras de Madrid.











Desarrollo:

El golpe del 55 y la “traición” de los militares:

Los acontecimientos referidos a este proceso que culmina con la “Revolución Fusiladora”, según versa en la jerga popular, fue el desencadenante de una estrategia política de los sectores vinculados con la “oligarquía vacuna”, los sectores encumbrados de la Iglesia, dirigencia política de los principales partidos de oposición y los sectores de las Fuerzas Armadas vinculadas política e ideológicamente a los Estados Unidos e Inglaterra.

El 21 de septiembre mientras aun sonaban los cañones que destruían los últimos edificios, los partidos políticos democráticos manifestaban su apoyo a la revolución triunfante .el presidente de la unión cívica y radical, Arturo Frondizi declara su adhesión al golpe militar junto con socialistas y los democráticos progresistas. Un día antes, Perón se embarcaba en la cañonera “Humaytá” de la armada paraguaya, iniciando su exilio de dieciocho años.
En su etapa cordobesa de gobierno, Lonardi tomo varias medidas, destinadas a liberar a los militares detenidos luego del anterior intento del 16 de junio y algunos de septiembre de 1955 o a restituir sus nombres a las provincias del chaco y de la Pampa. De mayor importancia política eran las manifestaciones de la voluntad de pacificación que se resumirían en el lema Urquicista, “Ni vencedores ni vencidos” slogan este repetido una y otra vez.

Aquella noche del 20 de septiembre, y con Perón ya refugiado, la alianza terminaba con la última resistencia del peronismo en su local de San Martín y Corrientes, hasta que dos tanques cañonearon el edificio. Sólo tres días después, los nacionalistas antiperonistas festejaban el arribo del avión con la inscripción “cristo vence” que transportaba a Lonardi. Aquellos que habían padecido las “persecuciones” fueron recompensados con cargos importantes mientras degustaban la realidad de ver finalmente instalado un régimen corporativista y clerical.

Este gusto que se tornó amargo, cuando el 13 de noviembre Lonardi era desplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu, quién trajo consigo al establishment liberal y a los viejos políticos “democráticos”, tan repudiados por los nacionalistas. Ya en 1956, la UNES. se preparaba para una nueva conspiración.

Una incógnita de nuestra historia contemporánea es la siguiente: ¿Cómo pudo Lonardi, con los escasos medios de que disponía, triunfar tan rápidamente? Y de modo correlativo: ¿cómo pudo Perón, aparentemente en la plenitud de su poder, caer tan rápidamente?
Creemos que hay que buscar la respuesta en el terreno del espíritu, aunque parezca raro:



Perón estaba anímicamente vencido en septiembre de 1955, mientras que Lonardi y los suyos estaban decididos a triunfar a cualquier costo.
Lonardi contaba con una totalidad de la marina pero esta arma nunca fue decisiva para resolver un tema de fuerza. Su concepción partía de una base que los hechos revelaron correcta; bastaría establecer un baluarte rebelde en un punto importante del país, para que toda la estructura del régimen peronista se desplomara.
A su vez Perón, que en las semanas anteriores había ofrecido la paz y la guerra al mismo tiempo, se encontró con que las columnas armadas que mandaban a Córdoba marchaban a desgano, los aviones se daban vuelta (los famosos panqueques) y desconfiaba de su generalato.
No armó a los sindicatos, como tantas veces había dicho, permaneció en silencio y virtualmente no dirigió las operaciones de la represión.

El hijo de Lonardi, en su libro “Dios es justo”, relata que la consigna impartida por su padre al iniciar el movimiento fue la de “actuar con la máxima brutalidad”. Es que los rebeldes tenían la sensación, justificada o no, de que se jugaban la vida: las alocadas palabras de Perón el 1° de
agosto así lo aseguraban.

De parte del oficialismo, en cambio, el secretario de la CGT pedía calma.
Todo esto era la consecuencia a mi juicio, de la larga hegemonía de Perón.
Había inevitablemente cometido errores y se había aislado de grandes sectores de la sociedad, su causa había perdido animación y fe. Es indudable que medio país lo seguía apoyando pero también es innegable, que nadie salió a la calle para defenderlo y las declaraciones del sector oficialista no estimularon a ninguna resistencia. Esta visión de algunos autores es totalmente contradictoria con otras que hablan de una real resistencia en ciudades donde la presencia activa de los gremios era realmente importante.

Así el poder peronista, aparentemente inconmovible, se derrumbó en cuatro días frente al avance de unos buques de guerra que en el peor de los casos podían disparar algunos cañonazos, pero que no estaban en condiciones de decir nada, y frente a un Lonardi citado en el centro de Córdoba. Esto es, a juicio de este autor, una lección sobre el cansancio del poder, sobre el error de la perpetuación en gobierno y sobre la necesidad de que toda empresa política esté vertebrada por una moción espiritual que la lleve adelante.

Los trabajos de otros autores mencionan la presencia de buques ingleses en las costas del Plata y también de que fueron estos los que armaron a flota argentina, casi desmantelada luego de los sucesos de junio.

El 16 de septiembre a la madrugada el general retirado Lonardi, rodeado de un pequeño grupo de jóvenes oficiales, se instalaba en un regimiento situado en las cercanías de la ciudad de Córdoba, mientras algunas unidades de la flota del mar Zarpaban del Puerto Belgrano con rumbo al Río de La Plata. Y el 21 del mismo mes, también a la madrugada, el general Juan Perón, se aislaba en



la embajada del Paraguay. La revolución libertadora había triunfado, casi sin lucha, y se clausuraba la década de la experiencia peronista.

Palabra más, y ahora con la visión de uno de los autores: con la perspectiva que dan los años, creo que la revolución liberadora fue un hecho negativo. Si no hubiera ocurrido, Perón habría tenido que reformar su régimen, ampliando la apertura iniciada en junio, y es probable que su mandato terminara con la derrota electoral de su partido.
Derrocado revolucionariamente, no concluyó la parábola de sus rectificaciones y hecho de fuerza abrió una larga etapa de gobiernos constitucionales débiles y condicionados, y de regímenes de facto invariablemente concluidos en el fracaso. Pero esto es lo que podemos apreciar hoy.
La historia nos lega una realidad y es que esta escrita de diferentes maneras y desde diferentes puntos de vista, pues es cierto que muchas apreciaciones actuales, sobre todo de gente comprometida con aquel proceso que derroca a Perón, hoy ve el hecho como un error, pero que en ese momento jugaron un papel sin haberse dado cuenta, o no, al servicio de intereses que no eran precisamente nacionales y populares.


























Conclusión:

El trabajo asignado nos pareció muy interesante ya que pudimos ver, al menos dos puntos de vista sobre un proceso poco claro para nosotras. Entender los importantes hechos que fueron ocurriendo en esa etapa de la historia argentina, ayuda a comprender otros posteriores que seguramente mas adelante iremos viendo.
Nos queda en claro que esta situación en este momento histórico, fue un hecho que enfrentó a dos formas de actuar en política, una en el gobierno y representada por la producción y el trabajo, los derechos sociales y la justicia social y otra totalmente opuesta representada por los intereses de los grandes propietarios de campos y ganado y otros de orden religioso, político y militar que fueron funcionales a intereses distintos a los que estaban en el poder.





























Bibliografía:


1- Internet


2- Encarta, Microsoft Word


3- Historia Argentina; Fermín Chavez.
Editorial Oriente S. A.







A 50 años del derrocamiento de Juan Domingo Perón













Indice:

# Caratula. Pagina 1

# Preguntas y respuestas. Pagina 2

# Introducción
Pagina 3

# Desarrollo
Pagina 4

# Conclusión
Pagina 7

# Conclusión, hipótesis y bibliografía. Pagina 8

Golpe de Estado de 1966.

Trabajo Práctico Nº 2

Materia: Historia.


Profesor: Cieri Ramón.


Curso: 1° Polimodal ´´A´´


Integrantes: Martínez Cintia y Coquoz Maria de los Ángeles.


Tema: Golpe de Estado de 1966/ 73.
La noche de los Bastones Largos.
Represión en las Universidades.
Fuga de Cerebros.

















Golpe de Estado de 1966/ 73
Este Golpe se hace llamar Revolución Argentina, cuyo objetivo es controlar las políticas públicas bajo la imposición de un Estado Burocrático Autoritario y eliminar toda idea política, así como también a quienes las sostengan. Además, suprimir la prensa y apoyar masivamente a las empresas extranjeras. Fue designado presidente Juan Carlos Onganía, quien daba el ejemplo: no manejaba nada de política, ni siquiera quienes lo acompañaban en el gobierno, ya que se trataba más bien de gente relacionada a empresas, de tendencia nacionalista y conservadora. Lo que se dispuso en el gobierno era reemplazar la Constitución Nacional por el ‘’ Estatuto de la Revolución’’, y suprimir los gastos de los sectores pobres. Los sueldos, los despidos y los beneficios para los trabajadores, son características del plan del gobierno.
La dictadura militar tenía como rol, normalizar la economía de la Argentina, que fue afectada por una inflación producto del estancamiento económico, para lo cual se implementaron medidas, como por ejemplo: El plan Estabilización. Este plan beneficio al sector capitalista, pero no al sector asalariado, en donde se estancaron sus salarios y anularon sus actividades sindicalistas.
El gobierno toma un rol intervencionista, como base de organización política, que incluía la eliminación de los partidos políticos y todo lo que se relaciona a la democracia. Y los nuevos partidos, eran por empresarios o funcionarios administrativos, y esto llevo a la violencia. Los sectores obreros resistieron los cambios impuestos en la dictadura, porque repercutían negativamente en este sector. La sociedad entera se encontró sin instituciones que aporten apoyo y respaldo a sus demandas.
El gobierno d Onganía es reconocido por los militares liberales como autoritarios y con una característica fascista, por lo que entran en un desacuerdo y enfrentamientos. Y trae como consecuencia, que los opuestos al presidente son destituidos y reemplazados.
Y fines de la década de ’60, el gobierno establece órdenes de prohibición:
· Anular la actividad política, clausurar y censurar los medios de comunicación y reprimir toda forma de manifestación.
· Suprimir instituciones legales que atendían los reclamos de la sociedad.
· Intervenir las universidades.










La noche de los Bastones Largos

La universidad estaba llena de mentes críticas hacia el gobierno, que acusaba a alumnos y profesores de politización.
La autonomía universitaria, que le otorgaba independencia del Poder Ejecutivo, termino bruscamente con la intervención de las universidades: Onganía quería poner fina la infiltración marxistas y la agitación política. Por una ley del 29 de julio de 1966, todas las autoridades y profesores dependerían del Ministerio del Interior. Profesores y alumnos protestaron por la medida, tomando las facultades.
Fueron expulsados violentamente de las medidas mediante castigo de la policía, en la titulada noche de los Bastones largos en la represión muchos fueron heridos, presos e incluso hubo un muerto, Santiago Pampillón, en Córdoba.
Ante la falta de libertad y la violencia, muchos profesores optaron por renunciar y exiliarse, beneficiando con su excelente formación a países europeos o a Estados Unidos.
Entre los que quedaron, algunos lucharon subterráneamente por la caída del régimen. La Universidad ya no era una isla democrática en medio de un país que no era, y debió soportar muchos profesores y programas oscurantistas.


Represión en las Universidades
La represión comenzó hacia cualquier pensamiento crítico de disidencia o hasta diferencia. El blanco principal fue la Universidad considerada un lugar tipicote infiltración, cuna del comunismo, el lugar de propagación de todo tipo de doctrina disolventes y el foco del desorden. Las universidades fueron intervenidas y se acabo con su autonomía Académica. El 29 de julio de 1966 ´´ la noche de los bastones largos ´´, la policía irrumpió en varias facultades de la Universidad de Buenos Aires y apaleo a muchos profesores y alumnos. Algunos docentes emigraron, otros trataron de reconstruir redes académicas o intelectuales. Mientras tanteen las Universidades reaparecieron los grupos autoritarios, clericales y tradicionalistas que estuvieron antes de 1955.

Fuga de Cerebros
La Argentina tiene una gran tradición, entre muchas otras por supuesto. Se trata de la llamada ´´ fuga de cerebros ´´. Es bien sabido que esta fuga comenzó a darse de manera notable a partir de la llamada ´´ noche de los bastones largo ´´, ocurrida el 29 de julio de 1966, cuando el gobierno militar del General Onganía mandó a reprimir a docentes y alumnos de la Universidad de Buenos Aires. Literalmente entraron a la Universidad, hecho que jamás había ocurrido, rompiendo así con la autonomía universitaria que ya tenía más de 50 años.
El resultado fue de muchos heridos, cientos de detenidos y más de 300 docentes expulsados que se fueron yendo del país. Esta noche marco un punto de inflexión en el desarrollo científico argentino y abrió una larga etapa de decadencia de la universidad nacional.

Bombardeo a Plaza de Mayo 16/06/1955

Trabajo Práctico Nº 2

Integrantes:
Reynoso, Vera
Rodriguez, Valeria

Asignatura:
Historia

Curso:
9no. Año

Docente:
Cieri, Ramón

Instituto:
San Vicente de Paúl D-88

Ciclo Lectivo:
2008






Índice


Carátula ..………………………………………………….… 1


Índice …………………………………………………….…… 2


Introducción ………………………………………..………. 3


Causas ………………………………………………………… 3


Consecuencias ……………………………………………… 4


Conclusión …………………………………………………… 5
















El bombardeo
A las 12.40, la escuadra de treinta y cuatro aviones de la Marina de Guerra argentina que había estado sobrevolando la ciudad desde hacia bastante tiempo anfibios, iniciaron sus bombardeos y ametrallamientos al área de la Plaza de Mayo.
La sorpresa del ataque hizo que el mismo cayera sobre la población, que realizaba sus actividades normales. Entre las primeras víctimas cayeron los ocupantes de los vehículos de pasajeros. Un trolebús, repleto de pasajeros, recibió una bomba de lleno, muriendo todos los ocupantes.
Fue el bautismo de fuego de la Aviación Naval Argentina, hubo un segundo, “bautismo” el 1.º de mayo de 1982, en la guerra de las Malvinas. Se arrojaron 9500 kg de bombas, causando la muerte a 364 personas y heridas a más de 800. Como no consiguieron bombas de alto explosivo, emplearon contra la ciudad abierta bombas de fragmentación de 50 kg, provocando rápidamente cientos de víctimas y daños materiales.
Fue el cuarto bombardeo de Buenos Aires; la primera en ocasión de las ocupaciones inglesas de 1806 y 1807, la segunda en ocasión del Combate de los Pozos (1811) y la tercera cuando se produjo la Revolución del Parque (1890).
Las evacuaciones médicas se iniciaron de inmediato, algunas incluso entre los bombardeos aéreos y por los habitantes que se encontraban en las inmediaciones. Esto provocó que algunos más cayeran.

Causas
Desde 1945 se habían producido conspiraciones e intentonas de golpes militares por parte de la reacción al gobierno del general Juan Domingo Perón.
En 1951 se había producido un intento fracasado de golpe de estado por parte de ramas conservadoras del Ejército.
En 1953 tras el incremento de la tensión política se iniciaron a partir del año siguiente nuevos movimientos conspirativos en el seno de la Marina de Guerra, con epicentro en la Base Naval de Puerto Belgrano. Sin embargo, los opositores militares a Perón no lograron cristalizar una opción política a su gobierno.
A inicios de 1955 un grupo de oficiales intermedios de la Armada y Fuerza Aérea promovieron otro levantamiento. Requiriendo un líder militar que aceptara tal cometido, lograron hacerse eco del contralmirante de infantería de marina Samuel Toranzo Calderón. Se mantuvieron contactos conspirativos con el general (retirado) Eduardo Lonardi y el general Pedro Eugenio Aramburu, quienes no apoyaron momentáneamente el movimiento por considerarlo prematuro (Lonardi) o por carecer de tropas bajo su mando. Para el 23 de abril los conspiradores lograron contar con el apoyo del general Bengoa, quien disponía de mando de tropas en Paraná (Entre Ríos). No obstante estos apoyos militares, no fue mucho lo que pudieron cosechar dentro de los partidos políticos, pues si bien con los partidos Nacionalista Católico (de derechas) y el Partido Socialista de Argentina (de izquierdas) acordaban el derrocamiento de Perón, poco más compartían en común.
Los conspiradores no parecen haber definido ningún acuerdo sobre el programa que seguirían una vez consumado el derrocamiento, fuera de establecer un régimen encabezado por una Junta cívico-militar formada también por los civiles Miguel Angel Zavala Ortiz (de la Unión Cívica Radical), Adolfo Vecchi (Partido Conservador), y Américo Ghioldi (Partido Socialista de Argentina). También participaron en las instancias conspirativas Mario Amadeo y Pablo Pardo, de la extracción Católica.
Los revolucionarios encontraron propicio para sus fines la campaña anticlerical emprendida por el gobierno, que logró aumentar la tensión entre mismo y la oposición. En el marco de esta campaña se produciría la Procesión del Corpus Christi del jueves 9 de junio. Viendo sus organizadores que podían utilizar la procesión religiosa como una manifestación política contra Perón, decidieron retrasar dos días su realización para poder reunir aún más participantes. El Ministro del Interior, que había autorizado el Corpus Christi del 9 de junio, prohibió esta nueva manifestación, aduciendo que no podría autorizarla como festividad religiosa.

Consecuencias
La noche del 16 de junio, como represalia al bombardeo, simpatizantes peronistas incendiaron la Curia Metropolitana, las catedrales de Santo Domingo y San Francisco, junto con ocho iglesias de las zonas más acaudaladas de la ciudad.
Si bien se decretó estado de sitio, Perón intentó una política de reconciliación con los sectores opositores, abandonando su política de confrontación e intentando calmar mediante llamamientos por radio a la clase trabajadora.
El bombardeo es el antecedente directo del levantamiento cívico-militar que se produciría tres meses después, logrando deponer el 16 de septiembre al Presidente Perón durante la autodenominada Revolución Libertadora.
Si bien los cabecillas de la intentona temieron recibir la pena de muerte por «traición a la Patria», la pena más dura fue impuesta contra Toranzo Calderón (condenado sólo a cadena perpetua). Los militares que se asilaron en Uruguay fueron dados de baja por el cargo de rebelión. Pero tras la Revolución «Libertadora» fueron reintegrados por los nuevos mandos.
El Batallón de Infantería de Marina 4 fue disuelto, y la Marina de Guerra fue despojada de su poder de fuego (se les quitaron las municiones para sus cañones navales de grueso calibre). Muchos militares involucrados o simpatizantes solicitaron la baja al gobierno.
El resto de los culpables no fueron juzgados, iniciando una larga etapa de impunidad por actos de crímenes de lesa humanidad que se repetiría tras los fusilamientos de José León Suárez (1956) y el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983).
Claras huellas de los impactos de bala se aprecian aún en el revestimiento de granito, en la fachada del Ministerio de Economía de la Nación (en el lado sur de la Plaza de Mayo).










Conclusión
Sin perjuicio de cual haya sido el verdadero objeto del bombardeo, matar a Perón, derrocar su gobierno, instalar el temor, disciplinar al pueblo, o todos a la vez, lo cierto es que ese día se derramó la sangre de las personas inocentes.
Ese dia una parte de las fuerzas sublevadas, utilizaron armas e instrumentos destinados a la defensa del pueblo y de la Nación contra el pueblo mismo.
La intencionalidad de asesinar el pueblo es indiscutible prueba de ello, son las circunstancias en las cuales se desenvuelve el bombardeo.
Las bombas y proyectiles se arrojaron en pleno mediodía, sobre la Plaza de Mayo, Avenidas y calles céntricas de alrededores, sobre una multitud que esperaba un acto de desagravio a la bandera que se realizaría con un desfile aéreo.
Como resultado de este accionar fueron victimas personas que transitaban por el lugar, -hombres, mujeres y niños sin distinción-.
Es decir, se bombardeo a la población civil, sin que previamente de hubiera declarado una guerra, y con un total sentido de la oportunidad dado que la espera del desfile aéreo justamente encubrió e hizo que no resultara extraño que sobrevolaran la ciudad los aviones.
El desfile aéreo programado fue la ocasión perfecta para perpetrar una masacre sin precedentes en nuestra historia.
No cabe duda que se trato ni más ni menos que de un crimen de lesa humanidad, toda vez que se lanzo un ataque generalizado o sistemático contra una población civil con total intencionalidad.
El bombardeo del 16 de junio de 1955 encuadra perfectamente dentro de los requisitos de los crímenes de lesa humanidad, los cuales son imprescriptibles cualquiera sea la fecha en la que se hayan cometido.
Estos crímenes son condenados por la comunidad internacional, y por nuestro país como consecuencia de la ratificación de la convención sobre imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Por lo tanto el crimen de lesa humanidad del 16 de junio de 1955 debería ser condenado en nuestro país. Es hora de recuperar la memoria y reivindicar a las victimas de semejante masacre y a sus familiares.
















Bibliografía

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