INSTITUTO
“JOSÉ MANUEL ESTRADA”
Trabajo De Investigación
Tema: Golpe del 55, “Revolución Libertadora”
Profesor: Cieri, Ramón Enrique
Alumnas: Juliana, Estefanía y Carla.
Curso: 9° año.
Ciclo lectivo: 2006.-
Preguntas:
¿Quienes ocupan la escena política Argentina?
¿Quiénes son desplazados?
1. Los que ocupan la escena política son: El Gral. Lonardi y el Gral.
Perón.
2. Los sectores desplazados, son los trabajadores, las pequeñas y medianas empresas y otros actores de la vida política que habían hecho su aparición con el 17 de Octubre de 1945.
INTRODUCCIÓN:
Los procesos que desembocaron en la conocida revolución “Libertadora”, tuvieron como base, una serie de alianzas de orden político-militar y de importantes sectores jerárquicos de la Iglesia, que se oponían al gobierno del General Perón.
Estos no tardaron en aparecer en escena y fue así que el 16 de junio de 1955, elementos disidentes de la Armada argentina y de la Fuerza Aérea, con el consentimiento de sectores políticos aliados, lanzaron una rebelión en Buenos Aires a través de una serie de bombardeos a la plaza de Mayo, la cual se encontraba poblada por numerosos habitantes que fueron víctimas de esta masacre. Todavía no se tiene con certeza, los datos reales sobre la cantidad de muertes ocurridas aquel día.
Sin embargo, el Ejército de Tierra se mantuvo leal al gobierno y el levantamiento fue prontamente sofocado.
A manera de venganza, durante la noche se produjo la quema de numerosas iglesias. En las semanas siguientes aumentó la tensión a medida que distintas facciones dentro del gobierno y de las Fuerzas Armadas tomaban posiciones; en un discurso pronunciado a fines de agosto, Perón, refiriéndose al asesinato de algunos militantes peronistas, dijo: “Por cada uno de los nuestros que caiga, caerán cinco de ellos”.
Finalmente, el 16 de septiembre, grupos insurgentes de las tres fuerzas, lanzaron una rebelión concertada, llamada la “Revolución Libertadora”, una serie de enfrentamientos que duraron tres días y en los que murieron unas 4.000 personas. Esto provocó la dimisión de Perón y su huida y refugio en una cañonera paraguaya anclada en el puerto de Buenos Aires, de la cual partirá en un avión rumbo al Paraguay, nación hermana que le dará asilo político.
El 20 de septiembre, el líder de los insurgentes, el general de división Eduardo Lonardi, asumió la presidencia provisional, prometiendo restablecer la democracia.
Perón se marchó y completará su exilio, después de Paraguay y debido a la falta de seguridad, en Venezuela, República Dominicana y por último España, en la residencia de Puertas de Hierro, en las afueras de Madrid.
Desarrollo:
El golpe del 55 y la “traición” de los militares:
Los acontecimientos referidos a este proceso que culmina con la “Revolución Fusiladora”, según versa en la jerga popular, fue el desencadenante de una estrategia política de los sectores vinculados con la “oligarquía vacuna”, los sectores encumbrados de la Iglesia, dirigencia política de los principales partidos de oposición y los sectores de las Fuerzas Armadas vinculadas política e ideológicamente a los Estados Unidos e Inglaterra.
El 21 de septiembre mientras aun sonaban los cañones que destruían los últimos edificios, los partidos políticos democráticos manifestaban su apoyo a la revolución triunfante .el presidente de la unión cívica y radical, Arturo Frondizi declara su adhesión al golpe militar junto con socialistas y los democráticos progresistas. Un día antes, Perón se embarcaba en la cañonera “Humaytá” de la armada paraguaya, iniciando su exilio de dieciocho años.
En su etapa cordobesa de gobierno, Lonardi tomo varias medidas, destinadas a liberar a los militares detenidos luego del anterior intento del 16 de junio y algunos de septiembre de 1955 o a restituir sus nombres a las provincias del chaco y de la Pampa. De mayor importancia política eran las manifestaciones de la voluntad de pacificación que se resumirían en el lema Urquicista, “Ni vencedores ni vencidos” slogan este repetido una y otra vez.
Aquella noche del 20 de septiembre, y con Perón ya refugiado, la alianza terminaba con la última resistencia del peronismo en su local de San Martín y Corrientes, hasta que dos tanques cañonearon el edificio. Sólo tres días después, los nacionalistas antiperonistas festejaban el arribo del avión con la inscripción “cristo vence” que transportaba a Lonardi. Aquellos que habían padecido las “persecuciones” fueron recompensados con cargos importantes mientras degustaban la realidad de ver finalmente instalado un régimen corporativista y clerical.
Este gusto que se tornó amargo, cuando el 13 de noviembre Lonardi era desplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu, quién trajo consigo al establishment liberal y a los viejos políticos “democráticos”, tan repudiados por los nacionalistas. Ya en 1956, la UNES. se preparaba para una nueva conspiración.
Una incógnita de nuestra historia contemporánea es la siguiente: ¿Cómo pudo Lonardi, con los escasos medios de que disponía, triunfar tan rápidamente? Y de modo correlativo: ¿cómo pudo Perón, aparentemente en la plenitud de su poder, caer tan rápidamente?
Creemos que hay que buscar la respuesta en el terreno del espíritu, aunque parezca raro:
Perón estaba anímicamente vencido en septiembre de 1955, mientras que Lonardi y los suyos estaban decididos a triunfar a cualquier costo.
Lonardi contaba con una totalidad de la marina pero esta arma nunca fue decisiva para resolver un tema de fuerza. Su concepción partía de una base que los hechos revelaron correcta; bastaría establecer un baluarte rebelde en un punto importante del país, para que toda la estructura del régimen peronista se desplomara.
A su vez Perón, que en las semanas anteriores había ofrecido la paz y la guerra al mismo tiempo, se encontró con que las columnas armadas que mandaban a Córdoba marchaban a desgano, los aviones se daban vuelta (los famosos panqueques) y desconfiaba de su generalato.
No armó a los sindicatos, como tantas veces había dicho, permaneció en silencio y virtualmente no dirigió las operaciones de la represión.
El hijo de Lonardi, en su libro “Dios es justo”, relata que la consigna impartida por su padre al iniciar el movimiento fue la de “actuar con la máxima brutalidad”. Es que los rebeldes tenían la sensación, justificada o no, de que se jugaban la vida: las alocadas palabras de Perón el 1° de
agosto así lo aseguraban.
De parte del oficialismo, en cambio, el secretario de la CGT pedía calma.
Todo esto era la consecuencia a mi juicio, de la larga hegemonía de Perón.
Había inevitablemente cometido errores y se había aislado de grandes sectores de la sociedad, su causa había perdido animación y fe. Es indudable que medio país lo seguía apoyando pero también es innegable, que nadie salió a la calle para defenderlo y las declaraciones del sector oficialista no estimularon a ninguna resistencia. Esta visión de algunos autores es totalmente contradictoria con otras que hablan de una real resistencia en ciudades donde la presencia activa de los gremios era realmente importante.
Así el poder peronista, aparentemente inconmovible, se derrumbó en cuatro días frente al avance de unos buques de guerra que en el peor de los casos podían disparar algunos cañonazos, pero que no estaban en condiciones de decir nada, y frente a un Lonardi citado en el centro de Córdoba. Esto es, a juicio de este autor, una lección sobre el cansancio del poder, sobre el error de la perpetuación en gobierno y sobre la necesidad de que toda empresa política esté vertebrada por una moción espiritual que la lleve adelante.
Los trabajos de otros autores mencionan la presencia de buques ingleses en las costas del Plata y también de que fueron estos los que armaron a flota argentina, casi desmantelada luego de los sucesos de junio.
El 16 de septiembre a la madrugada el general retirado Lonardi, rodeado de un pequeño grupo de jóvenes oficiales, se instalaba en un regimiento situado en las cercanías de la ciudad de Córdoba, mientras algunas unidades de la flota del mar Zarpaban del Puerto Belgrano con rumbo al Río de La Plata. Y el 21 del mismo mes, también a la madrugada, el general Juan Perón, se aislaba en
la embajada del Paraguay. La revolución libertadora había triunfado, casi sin lucha, y se clausuraba la década de la experiencia peronista.
Palabra más, y ahora con la visión de uno de los autores: con la perspectiva que dan los años, creo que la revolución liberadora fue un hecho negativo. Si no hubiera ocurrido, Perón habría tenido que reformar su régimen, ampliando la apertura iniciada en junio, y es probable que su mandato terminara con la derrota electoral de su partido.
Derrocado revolucionariamente, no concluyó la parábola de sus rectificaciones y hecho de fuerza abrió una larga etapa de gobiernos constitucionales débiles y condicionados, y de regímenes de facto invariablemente concluidos en el fracaso. Pero esto es lo que podemos apreciar hoy.
La historia nos lega una realidad y es que esta escrita de diferentes maneras y desde diferentes puntos de vista, pues es cierto que muchas apreciaciones actuales, sobre todo de gente comprometida con aquel proceso que derroca a Perón, hoy ve el hecho como un error, pero que en ese momento jugaron un papel sin haberse dado cuenta, o no, al servicio de intereses que no eran precisamente nacionales y populares.
Conclusión:
El trabajo asignado nos pareció muy interesante ya que pudimos ver, al menos dos puntos de vista sobre un proceso poco claro para nosotras. Entender los importantes hechos que fueron ocurriendo en esa etapa de la historia argentina, ayuda a comprender otros posteriores que seguramente mas adelante iremos viendo.
Nos queda en claro que esta situación en este momento histórico, fue un hecho que enfrentó a dos formas de actuar en política, una en el gobierno y representada por la producción y el trabajo, los derechos sociales y la justicia social y otra totalmente opuesta representada por los intereses de los grandes propietarios de campos y ganado y otros de orden religioso, político y militar que fueron funcionales a intereses distintos a los que estaban en el poder.
Bibliografía:
1- Internet
2- Encarta, Microsoft Word
3- Historia Argentina; Fermín Chavez.
Editorial Oriente S. A.
A 50 años del derrocamiento de Juan Domingo Perón
Indice:
# Caratula. Pagina 1
# Preguntas y respuestas. Pagina 2
# Introducción
Pagina 3
# Desarrollo
Pagina 4
# Conclusión
Pagina 7
# Conclusión, hipótesis y bibliografía. Pagina 8
jueves, 20 de noviembre de 2008
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